miércoles, 16 de enero de 2013

PLASTICIDAD NEURONAL Y USO DE LA MANO EN LA ESCRITURA

 
Publicado por Antonio Ruiz de Azúa Mercadal en: ANUARIO 2005: "Grafología Judicial". AGC. vol.34-35


RESUMEN

Se describe el mecanismo fisiológico utilizado por el sistema nervioso central para la adquisición y mantenimiento de funciones tales como la escritura. Las neuronas (células del sistema nervioso) poseen la capacidad de modificar el número de sus conexiones (sinapsis) entre sí. Gracias al estudio de los fenómenos de plasticidad neuronal (o cerebral) que se producen tras una lesión cerebral, podemos observar los procesos fisiológicos utilizados para recuperar las funciones perdidas y  adquirir otras nuevas. Durante la rehabilitación de estos enfermos, la repetición de un movimiento con la mano  produce un aumento de la representación funcional de dicha mano en la corteza cerebral. Los procesos de plasticidad  neuronal son dinámicos y dependientes del uso. En la infancia, la enseñanza de la escritura es fundamental para el desarrollo psicomotor del individuo por ser un movimiento repetitivo que involucra numerosas áreas del cerebro interconectadas entre sí. Actualmente, debido a las nuevas tecnologías de la comunicación, disminuye el hábito de escribir en los niños y adolescentes, lo que tendrá que tenerse en cuenta en el futuro de los estudios de grafoanálisis.

INTRODUCCIÓN

Durante las operaciones que se realizaba a pacientes que padecían epilepsia, el neurocirujano Wilder Penfield (1891 – 1976) aprovechó la insensibilidad al dolor de la corteza cerebral para observar las respuestas que se producían cuando estimulaba eléctricamente sus diferentes áreas. Con los resultados obtenidos elaboró un mapa de la superficie del cerebro en el que localizó las zonas que regían las actividades funcionales de diversos órganos del cuerpo humano (1). La superficie de la representación de cada órgano no era proporcional a su tamaño anatómico, sino a la complejidad de la función que realizaba. Así, la representación de la mano, y especialmente la del dedo pulgar, ocupaba una área muy grande en relación a otras partes del cuerpo. La función de coordinar los músculos del dedo pulgar es una de las más complejas del cuerpo humano.
 
Actualmente, gracias a nuevas técnicas de investigación funcional cerebral como el PET (Tomografía de emisión de protones), se ha descubierto que las actividades somato–sensoriales, además de representarse topográficamente sobre la superficie de la corteza cerebral, también se representan en el tálamo, en el tronco del encéfalo y en la médula espinal.
 
Al escribir con la mano activamos simultáneamente varias  zonas distantes del cerebro interconectadas entre sí mediante redes neuronales. Así, el acto de escribir es un acto complejo en el que intervienen zonas premotoras, motoras, visuales, etc.
 
Hebb en su libro “La información de la conducta” (2) propuso que la memoria de un individuo dependía del aumento o disminución del número de contactos (sinapsis) entre las diferentes neuronas de la corteza cerebral. Gracias a este proceso denominado plasticidad neuronal o cerebral, los 10.000 millones de neuronas del cerebro humano procesan  información mediante las sinapsis que realizan entre sí.





 
La corteza cerebral modifica constantemente su estructura funcional. Al contrario que los sistemas informáticos, el número en las conexiones sinápticas no está prefijado, sino que desde el nacimiento varía y se adapta en función al flujo de información que llega al cerebro. De esta forma las sinapsis que habitualmente no se utilizan tienen tendencia a desaparecer. Actualmente se estudia cómo algunos aminoácidos actúan como mediadores bioquímicos estimulando la formación  de estas conexiones sinápticas.

Otro descubrimiento que corroboró la importancia de la plasticidad neuronal fue el del aumento del tamaño de la zona de corteza cerebral que regía el canto de los canarios durante la época de cortejo en primavera. Pasada esta época, el tamaño de esta zona del cerebro regresaba a su tamaño habitual. Es decir, se producía una remodelación de la corteza cerebral en función de su uso. Esta plasticidad cerebral permite a los animales la adaptación a nuevos ambientes y es importante para su supervivencia.

La percepción que un ser humano tiene de su propio cuerpo es fruto de sus sensaciones propioceptivas. Los deportes, el baile, la escritura y otras actividades en las que se precisa el dominio del movimiento se perfeccionan con la práctica. Con la repetición de estos movimientos activamos los fenómenos de plasticidad neuronal requeridas en el dominio del esquema corporal.
 
PLASTICIDAD NEURONAL DEPENDIENTE DEL “USO”
 
En un accidente vascular cerebral  (hemorragia, isquemia, infarto, etc) se destruyen neuronas del cerebro y se pierden las funciones que éstas realizaban. Por ejemplo, si un infarto afecta el área cerebral encargada de controlar los movimientos de una mano, esta mano se paralizará. Se ha observado que la repetición de los movimientos de la mano durante la recuperación de su movilidad pasan a ser controlados por neuronas situadas en una zona distante de la lesionada. Esta zona, en un inicio, no tenía relación con la musculatura de esta mano.
 
En el caso de que un accidente vascular cerebral haya producido una afasia (trastorno en la comunicación y comprensión del lenguaje), también la terapia que se propone para su rehabilitación se basa en la repetición, pero en este caso de pronunciación de palabras, dibujos, escritura, etc. También aquí es la repetición la que permite la recuperación progresiva del lenguaje mediante la producción de nuevas sinapsis de neuronas distantes del foco lesionado. Es decir, en la recuperación de funciones perdidas tras un accidente cerebral y en el aprendizaje encontramos fenómenos de plasticidad neuronal producidos por la repetición (3).
 
Según algunos autores (4) la plasticidad neuronal es dependiente del uso, "úsala o piérdela". En este sentido, el envejecimiento asociado a la pérdida de memoria estaría en relación al “desuso” (5) y a la consiguiente disminución de las sinapsis neuronales que produce su escasa utilización. Si los pacientes de edad avanzada ejercitan mediante la repetición algunas funciones, se estimulan los fenómenos de plasticidad neuronal en las zonas que rigen dichas funciones. Por ejemplo, la participación en actividades  intelectualmente estimulantes (lectura, escritura, viajes, asistencia a actos culturales, etc) puede ser un factor que influya en el mantenimiento de la memoria en la vejez (6). Así, se tiene la esperanza de prevenir la perdida de memoria en pacientes con enfermedad de Alzheimer estimulando la plasticidad neuronal dependiente del uso (7).
 
UTILIZACIÓN DE LA MANO Y PLASTICIDAD NEURONAL
 
Después de nacer, el ser humano va elaborando la percepción de su propio esquema corporal mediante las informaciones propioceptivas de sus experiencias sensoriales y motoras. El uso progresivo de la mano estimula los procesos de plasticidad neuronal de la zona que la rige, ayudando a su integración dentro de este esquema.
 
Se ha llegado a denominar a los actuales adolescentes japoneses “La Generación o  Tribu del Pulgar” (8), por su habilidad en escribir mensajes con el pulgar sin mirar el teclado de los teléfonos móviles. La escritura convencional utiliza varios dedos de la mano, la muñeca, el codo, el hombro, etc. con sus músculos correspondientes. Con la utilización exclusiva del pulgar, queda limitado el número de dichos músculos. La excesiva utilización de dicho dedo se hace en menoscabo de la utilización de los otros dedos. La plasticidad neuronal les ha permitido adquirir esta nueva función que con anterioridad no había realizado el ser humano.


 

La tomografía de emisión de protones (PET) permite la visualización de la activación del metabolismo neuronal de la corteza cerebral, es decir, nos indica qué neuronas se activan al realizar una función determinada (por ejemplo, mover un dedo). Cuando un paciente que ha recuperado la movilidad de una mano tras un accidente vascular cerebral realiza la oposición entre los dedos índice y pulgar, puede observase mediante el PET que se activan zonas distintas del cerebro de las que se activarían en el caso de un individuo sano (9). Tras la amputación del dedo pulgar a un mono se observó que, tras un tiempo de utilización de la mano con el dedo amputado, la zona de la corteza cerebral que representaba dicho dedo fue reemplazada por los otros dedos de la mano.

La pérdida de visión a consecuencia de una lesión directa sobre los ojos (sin afectación de la corteza cerebral) también produce una reorganización neuronal. La zona de la corteza cerebral que se encargaba de procesar y regir la visión pierde su primitiva función. Progresivamente mediante los fenómenos de plasticidad neuronal será utilizada por otras funciones sensoriales no relacionadas directamente con la visión tales como el tacto, la audición y la propiocepción. Así, en los ciegos que leen utilizando el tacto de los dedos de la mano (Braille), aumenta la representación de dichos dedos en el cerebro a costa de las antiguas zonas de la visión, ahora en desuso (10).



 
Merzenich y colaboradores (11) demostraron que la representación funcional de los dedos de las manos en la corteza motora puede cambiar de forma reversible mediante el aprendizaje. Para ello sometieron a varios monos a semanas de entrenamiento con el objeto de que aprendieran a extraer con el dedo índice pequeñas porciones de alimento de unos agujeros. Durante su investigación observaron que aumentaba la representación de dicha región dactilar en la corteza cerebral. Si se enseñaba a los monos a realizar movimientos repetitivos con el antebrazo, los cambios ocurrían en la zona que representaba dicha región del antebrazo. Todos estos efectos eran reversibles y desaparecían una vez se interrumpía el entrenamiento. También  se confirmó en los violinistas y guitarristas profesionales en los que, mediante la magnetoencefalografía (MEG), se observó que  la "región dactilar" de la mano izquierda ocupa una extensión mayor de corteza cerebral que en los demás individuos. Al realizar los músicos movimientos rápidos, precisos y específicos con los dedos de su mano izquierda, aquella zona se hiperestimula. El efecto era más pronunciado en aquellos músicos que empezaron a tocar el instrumento cuando eran jóvenes.

LA PLASTICIDAD NEURONAL EN LA ESCRITURA

La escritura activa la plasticidad neuronal de muchas zonas simultáneamente como las que controlan la actividad de la mano, brazos, zonas relacionadas con la visión, etc. La repetición de grafismos produce nuevas sinapsis neuronales y el aumento de las zonas relacionadas con la escritura en la corteza cerebral. Según Serratrice (12), en el aprendizaje de la escritura “la función crea el órgano”.

Las habilidades adquiridas en la infancia permanecen activas durante mucho tiempo. Actualmente el uso de los nuevos medios de comunicación como Internet y teléfonos móviles (uso del pulgar en los mensajes) conlleva una disminución de la utilización de la mano para escribir (onda gráfica). En numerosos colegios los trabajos escolares se presentan escritos con ordenador, con lo que se pierde una gran oportunidad de adquirir nuevas habilidades complejas. En la educación es tan importante lo que se dice como la forma de decirlo. Tutusaus afirma que en España e Italia el uso del ordenador asociado a una escasa enseñanza de la escritura ha impuesto en ésta falta de orden y claridad. En concreto, puede observarse en los adolescentes cambios en la escritura como la ausencia de márgenes, especialmente el izquierdo y el superior (13).

Si disminuye la escritura caligráfica entre los niños y adolescentes, disminuirán todos los fenómenos de plasticidad neuronal relacionadas con este acto. Es posible que la escritura de las futuras generaciones no aporte las mismas informaciones sobre la personalidad del individuo que la que nos proporciona la de los adultos actuales, reflejo de una enseñanza escolar distinta.




 
BIBLIOGRAFÍA
 
1 - Penfield, W. and L. Roberts. (1959). Speech and Brain-Mechanisms. Princeton, Princeton University Press.
2 - Hebb, D.O. (1949). The Organization of Behavior. New York: Wiley.
3 - National Institute of Neurological Disorders and Stroke. La Rehabilitación después de una Apoplejía.
 http://www.ninds.nih.gov/disorders/spanish/apoplejia_rehabilitacion.htm
4 - Swaab, D.F. (1991). Brain aging and Alzheimer´s disease, wear and tear versus use it or lose it. Neurobiology of Aging, 12, 317-324.
5 - Bortz, W.M. (1997). Geriatrics: The effect of time in medicine. Western Journal of Medicine, 166, 313-318.
5 - Rowe, J.W. y Kahn, R.L. (1997). Successful aging. The Gerontologist, 37, 433-440.
6 - Schaie, K.W. (1994). The course of adult intellectual development. American Psychologist, 49, 304-313.
7 - Mirmiran, M., van Someren, E.J.W. y Swaab, D.F. (1996). Is brain plasticity reserved during aging and in Alzheimer disease?. Behavioural Brain Research, 78, 43-48.
8 – Sadie P. The effects of mobile telephones on social and individual life.
http://www.motorola.com/mot/doc/0/234_MotDoc.pdf
9 - Barer, D. (1997).Rehabilitation in acute stroke. Springler Verlag.
10 - Cohen, L.G., Celnik, P., Pascual-Leone, A., Corwell, B., Faiz, L., Dambrosia, J., Honda, M., Sadato, N., Gerloff, C., Catalá, M.D. and Hallett, M. (1997). Functional relevance of cross-model plasticity in blind humans. Nature 1997, (389) 180-183.
11 - Recanzone GH, Merzenich MM y Schreiner CE (1992). Changes in the distributed temporal response properties of SI cortical neurons reflect improvements in performance on a temporally based tactile discrimination task. J Neurophysiol 67:1071–1091.
12 - Serratrice, G. Habbib, M. (1997). Escritura y cerebro. Masson. Barcelona.
13 – Tutusaus, J. Los márgenes en la escritura de adolescentes. Boletín nº 33 de la Agrupación de Grafoanalistas Consultivos de España. Barcelona. 2º semestre de 2004.

No hay comentarios:

Publicar un comentario